ENTREVISTA Mirta Roses, Directora de la Organización Panamericana de la Salud
"La gente rechazó la vacuna de la AH1N1, prefirió creer a Internet"
"La AH1N1 no muere, se queda circulando y va a seguir con su comportamiento epidémico" "Venezuela tuvo un brote moderado de dengue, pero no ha sido el país más afectado de la región"
BEATRIZ CRUZ SALAZAR , MIRTA ROSES , DIRECTORA OPS | EL UNIVERSAL
lunes 18 de abril de 2011 12:00 AM
La página de la influenza AH1N1 no estaba pasada. Cuando se levantó la alerta por la pandemia surgida en el 2009 la Organización Mundial de la Salud advirtió que el virus iba a seguir circulando y que los países que no tuvieron muchos casos en aquel momento, debían tomar las previsiones para el futuro. El norte y el sur del continente fueron los más afectados en aquella oportunidad. Venezuela no figuró en esa lista.
"Había que estar preparados", insiste Mirta Roses, directora de la Organización Panamericana de la Salud, quien estuvo de visita en Venezuela la semana pasada. "Los países que no habían tenido mucha actividad en la época de la pandemia tienen una población más sensible al virus. Si a eso se le suma que no había una tasa de vacunación importante, el riesgo es mayor. Eso fue lo que pasó en Europa y lo que está pasando en Venezuela", dice.
-¿Por qué hubo países que no reaccionaron ante las recomendaciones de la OMS?
-La gente rechazó la vacuna de la AH1N1, prefirió prestarle atención a Internet, porque la actitud de la gente fue la de criticar. Por ahí salió gente diciendo que había intereses de los laboratorios con las vacunas, a ellos le creyeron y no a nosotros. Todas las evaluaciones indican que lo que dijimos era verdad, que era un virus nuevo, que era contagioso, que estaba atacando a jóvenes, que las embarazadas estaban en riesgo... Muchos médicos dijeron a embarazadas que no se vacunaran y varias han muerto.
-¿Hay preocupación por el brote de nuestro país?
-Debemos reconocer que en Venezuela se detectó a tiempo el brote, eso quiere decir que el país estaba en alerta. Esas cosas hay que reconocerlas. Los médicos respondieron, los laboratorios también y se inició el bloqueo. Hasta la semana pasada iban 1.300 casos acumulados, pero cada semana ha ido en descenso, en la última semana epidemiológica fueron 30 casos y ese descenso se produce porque los medios han difundido las medidas de prevención y se ha hecho una campaña efectiva.
-¿Vacunar en este momento sigue siendo efectivo?
-Claro, porque el virus va a continuar entre nosotros. El virus de la AH1N1 no se muere, se queda circulando y va a seguir con su comportamiento epidémico.
-El Ministerio de Salud insiste en que deben ser vacunadas las personas en riesgo (niños, tercera edad, embarazadas y enfermos crónicos), a pesar de que los que más se están enfermando son los jóvenes y adultos...
-Allí hay un problema de fondo y es que tampoco hay una producción mundial tan grande de vacunas. En el caso de la influenza siempre ha habido pocos productores. Uno de los resultados positivos de esa pandemia es que se trabajó para poner en funcionamiento nuevas plantas de producción de vacunas. Había muy pocos productores y además la tecnología es muy compleja y lenta porque se hace en cultivo de huevos embrionados. Hay que priorizar los grupos, eso no quiere decir que no se deba vacunar. En la medida de lo posible hay que tener la vacuna disponible.
-El año pasado los niveles de dengue en el país batieron récord en los registros epidemiológicos, ¿no se están tomando las medidas necesarias?
-El dengue es un problema de todo el continente. Ahorita hay mucho optimismo con la vacuna del dengue, pero no creo que antes de 10 años se tenga lista. Lo que se podía hacer desde los ministerios y desde los servicios de salud está hecho: detectar y manejar los casos a tiempo, por eso nuestra región en la que reporta menos mortalidad por dengue. Venezuela tuvo un brote moderado, pero no ha sido de los países más afectados del continente.
-¿Qué falla entonces?
-Lo que no hemos resuelto es la parte en la que se debe involucrar a la ciudadanía. La parte de la higiene pública, la recolección de residuos, higiene en sistemas de agua, es ese pedazo de la higiene pública la que requiere vigilancia constante. Vivimos en una sociedad de consumo que genera muchos residuos y además tenemos muchas personas viviendo en condiciones de hacinamiento. Todo eso ha sobrepasado la capacidad de los servicios de higiene pública, allí está el error.
-¿Qué opina sobre la creación de Barrio Adentro y el sistema de salud paralelo?
-Yo trabajé en Venezuela en el 76, en esa época se estaban empezando a poblar los cerros y se empezó a quedar pequeño el sistema público. En el 2000 la crisis del sistema público ya estaba planteada y no era fácil dar una respuesta. Aquí la solución se encontró con Cuba y la instalación de los consultorios, así se dio respuesta a una demanda de años. Siempre nos preocupó cómo se iban a articular esos dos sistemas y cómo se iba a incrementar el número de camas. En este momento estamos viendo que hay un esfuerzo en la convergencia. Veo con optimismo que hay más articulación. Antes había una doble vía, porque el ministerio no era el único que regía el sistema, ahora se está integrando. Vemos con interés la intención de aprobar la Ley de Salud, porque no hay una base jurídica. La situación no es la ideal, pero se están encaminando.
"Había que estar preparados", insiste Mirta Roses, directora de la Organización Panamericana de la Salud, quien estuvo de visita en Venezuela la semana pasada. "Los países que no habían tenido mucha actividad en la época de la pandemia tienen una población más sensible al virus. Si a eso se le suma que no había una tasa de vacunación importante, el riesgo es mayor. Eso fue lo que pasó en Europa y lo que está pasando en Venezuela", dice.
-¿Por qué hubo países que no reaccionaron ante las recomendaciones de la OMS?
-La gente rechazó la vacuna de la AH1N1, prefirió prestarle atención a Internet, porque la actitud de la gente fue la de criticar. Por ahí salió gente diciendo que había intereses de los laboratorios con las vacunas, a ellos le creyeron y no a nosotros. Todas las evaluaciones indican que lo que dijimos era verdad, que era un virus nuevo, que era contagioso, que estaba atacando a jóvenes, que las embarazadas estaban en riesgo... Muchos médicos dijeron a embarazadas que no se vacunaran y varias han muerto.
-¿Hay preocupación por el brote de nuestro país?
-Debemos reconocer que en Venezuela se detectó a tiempo el brote, eso quiere decir que el país estaba en alerta. Esas cosas hay que reconocerlas. Los médicos respondieron, los laboratorios también y se inició el bloqueo. Hasta la semana pasada iban 1.300 casos acumulados, pero cada semana ha ido en descenso, en la última semana epidemiológica fueron 30 casos y ese descenso se produce porque los medios han difundido las medidas de prevención y se ha hecho una campaña efectiva.
-¿Vacunar en este momento sigue siendo efectivo?
-Claro, porque el virus va a continuar entre nosotros. El virus de la AH1N1 no se muere, se queda circulando y va a seguir con su comportamiento epidémico.
-El Ministerio de Salud insiste en que deben ser vacunadas las personas en riesgo (niños, tercera edad, embarazadas y enfermos crónicos), a pesar de que los que más se están enfermando son los jóvenes y adultos...
-Allí hay un problema de fondo y es que tampoco hay una producción mundial tan grande de vacunas. En el caso de la influenza siempre ha habido pocos productores. Uno de los resultados positivos de esa pandemia es que se trabajó para poner en funcionamiento nuevas plantas de producción de vacunas. Había muy pocos productores y además la tecnología es muy compleja y lenta porque se hace en cultivo de huevos embrionados. Hay que priorizar los grupos, eso no quiere decir que no se deba vacunar. En la medida de lo posible hay que tener la vacuna disponible.
-El año pasado los niveles de dengue en el país batieron récord en los registros epidemiológicos, ¿no se están tomando las medidas necesarias?
-El dengue es un problema de todo el continente. Ahorita hay mucho optimismo con la vacuna del dengue, pero no creo que antes de 10 años se tenga lista. Lo que se podía hacer desde los ministerios y desde los servicios de salud está hecho: detectar y manejar los casos a tiempo, por eso nuestra región en la que reporta menos mortalidad por dengue. Venezuela tuvo un brote moderado, pero no ha sido de los países más afectados del continente.
-¿Qué falla entonces?
-Lo que no hemos resuelto es la parte en la que se debe involucrar a la ciudadanía. La parte de la higiene pública, la recolección de residuos, higiene en sistemas de agua, es ese pedazo de la higiene pública la que requiere vigilancia constante. Vivimos en una sociedad de consumo que genera muchos residuos y además tenemos muchas personas viviendo en condiciones de hacinamiento. Todo eso ha sobrepasado la capacidad de los servicios de higiene pública, allí está el error.
-¿Qué opina sobre la creación de Barrio Adentro y el sistema de salud paralelo?
-Yo trabajé en Venezuela en el 76, en esa época se estaban empezando a poblar los cerros y se empezó a quedar pequeño el sistema público. En el 2000 la crisis del sistema público ya estaba planteada y no era fácil dar una respuesta. Aquí la solución se encontró con Cuba y la instalación de los consultorios, así se dio respuesta a una demanda de años. Siempre nos preocupó cómo se iban a articular esos dos sistemas y cómo se iba a incrementar el número de camas. En este momento estamos viendo que hay un esfuerzo en la convergencia. Veo con optimismo que hay más articulación. Antes había una doble vía, porque el ministerio no era el único que regía el sistema, ahora se está integrando. Vemos con interés la intención de aprobar la Ley de Salud, porque no hay una base jurídica. La situación no es la ideal, pero se están encaminando.
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